La piscina | Cuentos breves #29

Publicado por Aran en

Nueva semana, nuevo cuento breve. Estos últimos cuentos estaban inspirados en el verano y éste en concreto en una piscina. Otra vez vuelvo a estar nada inspirada puesto que he estado trabajando en ultimar los detalles de mi segunda novela, que quiero publicar en breve y eso me ha ocupado toda mi energía y todo mi tiempo.

En Agosto voy intentar publicar alguna entrada pero no prometo nada, creo que necesito un descanso, aunque tengo algunas ideas quizá las deje para septiembre.

Espero que te guste el cuento.

¡Muchas gracias por leerme!

La piscina: Cuentos breve #29
Photo by Martin Adams on Unsplash

La piscina

Celia jamás se hubiera podido imaginar lo que iba a ver cuando aceptó la invitación al club de campo de su amiga, más concretamente a la piscina, en un caluroso día de verano. 

Estaba emocionada por visitar ese lugar tan lujoso y tan pijo, en donde podías pasar un día en familia en la piscina, comiendo en el restaurante o jugando a las cartas en el salón de juegos. Celia nunca había estado antes y le parecía un paraíso. 

Pero bajo el paraíso se escondía la pesadilla. 

Todos se la quedaron mirando en cuanto aparecía, esto a ella no le resultó raro puesto que era una extraña en un mundo que no era el suyo. 

La piscina del complejo era la más grande que jamás había visto y se veía desde la terraza del restaurante. Más allá se veía un pequeño muelle y el río. 

Aquella piscina tenía un agua de un azul verdoso y una inmensa serpiente de azulejos en tonos verdes y azules dibujada en el fondo. Había visto esa serpiente en un enorme cuadro de la entrada y enrollada en el pasamanos de la escalera de piedra. 

Se pasaron allí solas todo el día, sin que nadie se acercara a la piscina, a pesar de que pudo ver a varias personas mirándolas desde la terraza. 

Comieron, bebieron, se bañaron, tomaron el sol, bailaron, rieron y leyeron un libro. Celia sintió que había sido el día más feliz de su vida, se había relajado y se había divertido.

Pero las cosas cambiaron cuando se puso el sol. 

El camarero trajo champán para las señoritas, invitadas por alguno de esos caballeros que habían estado observándolas desde la terraza. Ellas se lo tomaron a su salud y Celia empezó a encontrarse mal, mareada. 

Su vista se nubló y cuando despertó todo era muy diferente. Seguían en la piscina, era noche cerrada y un grupo de personas ocultas bajo capas la rodeaban entonando unos extraños cánticos. Ella no se podía mover, ni siquiera podía gritar. 

Escuchó un chapoteo y los desconocidos se apartaron con una reverencia. 

Lo último que vio Celia fue una mujer empapada y desnuda, con la piel cubierta de escamas, de cabello largo y verdoso, de ojos de un verde sobrenatural. Sacó la lengua y ésta era larga y bífida. Abrió mas la boca y pudo distinguir sus dientes puntiagudos. Una enorme dentadura afilada que la hizo gritar y cerrar los ojos.

Cuando los volvió a abrir estaba sola, tumbada en una de las hamacas de la piscina mientras a lo lejos atardecía. Miró hacía la piscina y había alguien bañándose, una mujer, estaba desnuda, se estaba acercando a ella. Era la mujer serpiente con la que había soñado. 

Fin


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