Escena eliminada de ‘Odio a Todo el Mundo’ | Diario de una escritora
Hace ya siete años que publiqué mi primera novela en Amazon, ‘Odio a Todo el Mundo‘ y hace poco encontré en mi cuaderno de notas esta escena que escribí en 2013 poco antes de empezar a escribir la historia de Eva.
Me pareció curioso encontrarla, ya que ni me acordaba de lo que había escrito. Puede que sea el germen de lo que acabaría siendo ‘Odio a Todo el Mundo‘ y decidiera no incluirla al final, o una escena que se me ocurrió en algún momento. No lo sé.
¿Qué te parece la escena? ¿Has leído la novela?
¡Muchas gracias por leerme!

Escena eliminada de Odio a Todo el Mundo
Hoy mi madre se me ha acercado mientras yo me estaba haciendo un café en la cocina. He temido lo peor y mis temores se han hecho realidad.
—Hija —Odio que me llame así—,he invitado a cenar esta noche a unos amigos y a su hijo. Es de tu edad.
—¿Y? —Me encojo de hombros. Me importa poco lo que haga o deje de hacer.
—Pues que vas a cenar con nosotros —Me ordena.
Escupo el café ¿Por qué me hace esto? Es una psicópata.
—Te pagaré 100 ¿Cómo lo decís los jóvenes? ¿Pavos? Si te vistes y te comportas de la manera adecuada.
Acepto inmediatamente, 100 es mucho dinero. Y lo necesito. Si, yo también me vendo a veces, pero ¿Quién no lo hace?
Me hace ponerme un vestido que se ha comprado, pero que no le sienta bien. Afortunadamente, es gris y no enseña demasiado.
Me maquillo lo poco que sé. Estoy nerviosa, lo reconozco. Los amigos de mis padres son como ellos, unos hipócritas ricachones con ganas de joder a los que no piensan como ellos.
Espero en el salón mientras la criada de mi madre termina de prepararlo todo. A esta no la conozco, creo que cada mes contrata una nueva.
Llaman al timbre.
Tiemblo.
Mi madre abre la puerta y hace entrar a los invitados. Me quedo helada. No puede ser. Me quiero morir.
Mi cara debe de reflejar el horror, por que mi madre me hace una señal muy rara con la mano.
Él me sonríe. Me da el abrigo.
Vuelvo a temblar. Esto no me lo esperaba.
Nos sentamos a la mesa y la chica nos sirve el primer plato. Una especie de puré de verduras. Pero por 100 pavos me lo como con gusto.
—Ya os conocíais ¿verdad? —Me pregunta su madre.
—Si madre, trabajamos juntos en el supermercado— le responde él.
—Así que tú eres esa chica de la que no para de hablar —dice su padre.
Se me atraganta el puré y necesito desesperadamente beber agua. Él parece algo avergonzado. Bateman avergonzado por algo, la primera vez que le veo así.
Llego el segundo plato y los “adultos” se ponen a hablar de cualquier cosa sin interés.
Nos miramos, me da vergüenza comer delante de él, aunque el pescado está limpio, sin espinas.
Entonces mi madre empieza a hablar de mi:
—Nuestra única hija y ni siquiera ha estudiado en la universidad. Me da que no va a conseguir nada en la vida. Ni un buen trabajo, ni novio, ni una familia. Una pena.
—¿Qué me dirías mamá si te dijera que llevo un bastardo en el vientre?
Me quedo mirándola, saboreando el momento. Las caras de todos son un poema. Quiero reírme, pero lo fastidiaría todo.
Mi madre se ha puesto roja de ira. Entonces es cuando me despierto.
Joder. Ha sido el mejor sueño de mi vida. Y que mierda que haya sido un sueño.
0 comentarios